miércoles, 28 de noviembre de 2012

Al galope con la inconsecuencia del caballo.


No creo que este pequeño sea mi antecesor...?



Caballos actuales no están muy de acuerdo.


Charles Darwin, al momento de proponer su teoría, no contaba con ninguna forma intermedia que la sustentara, aun así seguía creyendo que en el futuro se podría descubrir algo, la verdad es que murió y nunca aparecieron los fósiles que buscaba. Para poner paños fríos a semejante problema, los paleontólogos alineados a esta corriente de pensamiento reunieron restos de caballos encontrados en USA y formaron lo que ellos consideraron una secuencia, debido a que no aparecía ninguna forma fósil intermedia, pensaron que debían reemplazarla con algo que tuviera historia y causara un impacto que fuera creíble, por eso se acordaron nada menos que de Richard Owen.
Una de las piezas más importantes de este dificultoso, complicado y trabajado esquema, es un mamífero pequeño que había sido descubierto mucho antes que a Darwin se le ocurriera esta mitológica idea, por el paleontólogo británico Sir Richard Owen en 1841, al que le puso por nombre Hyracotherium  por su similitud con el  hyrax  parecido a un zorro pequeño hallado en África.



Figura del Hiracotherium,
aparentando el trote.

Entonces se empezó a evaluar al Hyracotherium  de la misma manera que se hizo con otros fósiles obviamente desde un punto de vista progresista, uno de ellos, el ruso Vladimir Kovalevsky, intentó establecer en 1874 alguna relación entre el mismo y los caballos, luego en 1879 esa empresa fue encabezada por otros dos estudiosos, quienes compilaron la serie equina que iba a nutrir las enseñanzas darwinistas, el paleontólogo norteamericano Othoniel Charles Marsh, junto con Thomas Huxley trazaron un diagrama para ubicar de forma convenientemente algunos fósiles de ungulados según la estructura dental y la cantidad de dedos de las patas anteriores y posteriores, en ese proceso, para enfatizar la idea evolucionista, le cambiaron el nombre al Hyracotherium de Owen y le pusieron por nombre Eohipo, que significa "caballo aurora" o "caballo primigenio" los escritos y esos diagramas fueron publicados en el American Journal of Science y sirvió de fundamento a lo que sería exhibido durante años en los museos y en los libros de texto como supuestas pruebas de la evolución del caballo actual 1.


Los géneros expuestos como etapas de la serie, incluían al Eohipo, el Orohpo, el Miohipo, el Hiparin y finalmente el caballo de hoy, el Equus .


Dicha secuencia  fue tomada como una prueba de la llamada "evolución del caballo" en el siglo XX Para aquellos que no conocen la verdadera historia y propensos a aceptarla, fue suficiente que se les presentara como prueba la disminución de la cantidad de dedos y el gradual aumento del tamaño del animal. Eso animó a otros, durante mucho tiempo a intentar reunir sucesiones semejantes de otras criaturas, algo que nunca llegó a ser una realidad.
Además, al pretender insertar en esa serie hallazgos recientes, se encontraron con que sus características, lugar del que se los sacó, antigüedad, cantidad de dedos, resultaban incompatibles con la supuesta secuencia equina, por lo que esta comenzó a desvirtuarse y a la postre se  transformó en una clasificación sin sentido.
Gordon Rattray Taylor, quien fuera el principal asesor en temas científicos de la televisión inglesa BBC a raíz de los acontecimientos relacionados con la teoría de la imaginaria serie del caballo declaró :



Imaginativa progresión del caballo.

"Posiblemente el punto más flojo del darwinismo es el fracaso de los paleontólogos en su búsqueda de filogenias o secuencias de organismos que exhibiesen grandes modificaciones evolutivas... a menudo es citado el caballo como el único ejemplo plenamente elaborado.
 Pero, la realidad es que el linaje desde el Eohipo al Equus es muy errático. Aunque se pretende mostrar un aumento de tamaño continuo, la verdad es que algunos ejemplares son más pequeños que el primero, no más grandes. Si bien se consigue reunir en una escala, de manera convincente, especies de distintos orígenes, no hay nada que evidencie que tuvieron esa correlación a lo largo de la historia" 2.


Es decir, el escritor advierte sin vueltas que la serie del caballo carece absolutamente de comprobación. Asimismo, el investigador Heribert  Nilsson dijo que era "muy artificial":
"El árbol genealógico del caballo es bello y continuo únicamente en los libros de texto. La investigación ha probado que en esa secuencia que consta de tres partes, solo la última incluirá equinos. La primera presenta supuestos caballos tan pequeños, que podríamos considerar uno de ellos a la actual marmota. Por lo tanto, al tratarse de una serie muy artificial, dado que se tienen partes no equivalentes, no se la puede considerar una transformación continua y coherente" 3.



Pura sangre de Arabia

Hoy día, hasta los propios evolucionistas rechazan la tesis de que los caballos se fueron formando de la manera que sostenían. En un simposio hecho en el Campo del Museo de Historia Natural de Chicago durante cuatro días en Noviembre de 1980, ciento cincuenta de ellos se ocuparon de los problemas asociados con la teoría de la evolución gradual. El orador Boyce Rensberger dijo que no había nada en los registros fósiles que constate el escenario del caballo del que estamos hablando y que nunca existió un proceso así:
"Hace rato que se ha aceptado que el ejemplo ampliamente conocido de la evolución del caballo se trata de un error. El mismo sugiere una secuencia graduada que va desde criaturas que vivieron hace unos 150 millones de años* con cuatro dedos en las patas o semejantes al zorro, hasta el caballo de hoy día, bastante más grande y con una sola pezuña en cada extremidad. La verdad es que los fósiles de cada especie aparecen completamente distintos y persistentemente inmodificables hasta su desaparición. No conocemos formas transitorias" 4.


De las manifestaciones de Taylor, Nilsson y Rensberger queda en claro que no hay nada que respalde científicamente al supuesto proceso evolutivo de los caballos y que la secuencia presentada está llena de contradicciones. Entonces, cuál es su base ? esta es la respuesta , se sustenta en algo imaginario, al igual que todos los demás escenarios darwinistas. Determinadas personas reunieron cierta cantidad de fósiles, en función de sus preconceptos, y los arreglaron de modo que la gente considerara verídico ese montaje.
Marsh puede ser llamado el arquitecto de la serie caballo y estamos seguros que es uno de los principales artífices de esa idea. Su "técnica" fue descrita casi un siglo después por el evolucionista Robert Milner : "Marsh acomodó los fósiles de manera tal que "condujeran" a una especie final, ignorando alegremente muchas incoherencias y contradicciones evidentes" 5.

Pura sangre Inglés.



En resumen, creó un escenario sacado de su mente y luego acomodó los fósiles del mismo modo que alguien ordena en una caja de herramientas los destornilladores del más corto al más largo. Pero, contrariamente a lo esperado, los nuevos fósiles descubiertos desbarataron su escenario. Dice el ecologista Garret Hardin :
"En cierto momento los fósiles de equinos parecían indicar un linaje evolutivo de ejemplares pequeños a grandes... Al descubrirse nuevos fósiles quedó evidenciado que la evolución no había seguido para nada una línea continua" 6.
No se puede aparentar el tipo de progresión gradual que había imaginado Darwin. Explica el evolucionista Francis Hitching:
"En el tamaño de los caballos se presenta un salto de un género al siguiente, sin ejemplares de transición, aunque se incluyan todos los fósiles recolectados" 7.


Hoy día los teóricos de la evolución no pueden centrar ninguna expectativa en la serie caballo, puesto que se ha descubierto que algunos ejemplares vivieron en la misma época de sus supuestos antecesores, e incluso unos junto a otros. Esto hace evidente que de ninguna manera se puede establecer un linaje hereditario entre los mismos. Además, muchas características descubiertas en los dientes y huesos de sus estructuras invalidaron esa secuencia. Todo apunta a una realidad incontrovertible, nunca hubo algún tipo de relación evolutiva entre ese grupo de fósiles. Al igual que todas las demás criaturas, estos géneros aparecieron a la vez en los estratos correspondientes. A pesar de sus esfuerzos, los defensores de la serie caballo no han podido demostrar la transición entre los integrantes de la misma, por lo que vale la pena analizar en profundidad lo que sostuvieron con vehemencia en la materia.



Admisiones y contradicciones de los teóricos.
Percherón.




El escenario del que estamos hablando, presentado en museos y libros de texto, es incoherente según una serie de criterios. Antes que nada, ninguna persona ha podido establecer alguna relación entre el Eohipo (o Hyracotherium) y los condilartros, supuestos antecesores de los ungulados 8.





También hay discordancia en el armado de la serie. Se ha demostrado que algunas criaturas al presente fueron contemporáneas. National Geographic publicó en 1981 un informe sorprendente donde se dice que los investigadores de Nebraska ,USA  encontraron fósiles de caballos de hace diez millones de años*, mantenidos a buen resguardo después de una repentina erupción volcánica. Esto ocasionó un serio revés al escenario evolutivo, pues las fotografías tomadas muestran ejemplares con uno y tres dedos 9.

lo cual refuta la idea de que uno desciende del otro. Esos animales, a los que se les atribuía una relación hereditaria, en realidad vivieron en el mismo lugar y época, con lo que queda evidenciado que no existan las pretendidas características que probaran la evolución. Es decir, quedó palmariamente demostrado que lo tan ampliamente difundido como "verídico", es absolutamente imaginario y compuesto sobre la base de ideas preconcebidas.
La presentación del  Mesohipo  y sus supuestos antecesores fue un desatino mayor. Jonathan Wells escribe en su libro Iconos del Evolucionismo que aunque el Miohipo apareció en los registros fósiles antes que el primero, se persiste en ponerlo como posterior. 10.




Ejemplar de Mongolia.

Si tenemos en cuenta que O. C. Marsh dijo que los antes mencionados con tres dedos en las patas y parecidos al extinto Protohippus 11. se encuentran en América del Sur en la misma época, y que los evolucionistas reunieron fragmentos fósiles de distintos continentes para respaldar sus afirmaciones, vemos que la serie caballo está  llena de contradicciones. En otras palabras, esta gente hace uso de una metodología que no tiene ninguna relación con la ciencia objetiva. Quienes estructuraron la sucesión en cuestión, además de considerar la condición de tridáctilos, tomaron en cuenta la estructura y tamaño de las piezas dentales, pues pensaron que estas se transformaron debido a que los supuestos antecesores de los equinos dejaron de alimentarse con arbustos y pasaron a ingerir pasto. Pero el criterio se les volvió en contra cuando Bruce McFadden, estudio los dientes pertenecientes a seis especies de los mismos con una antigüedad de cinco millones de años y demostró que no sufrieron ningún cambio 12.

Por otra parte, en la secuencia se puede ver una variación en la cantidad de costillas y vértebras lumbares exactamente opuesta a la predicha. Por ejemplo, en el antojadizo esquema del que estamos hablando, las costillas que cumplen un papel clave en el movimiento de los animales e incluso en sus vidas se elevan de quince a diecinueve y luego descienden a dieciocho, en tanto que en sus pretendidos antecesores la cantidad iba de seis a ocho para luego volver a seis. Está claro que una especie cuya estructura vital sufre variaciones azarosas no puede perpetuarse.
Otro gafe es la presunción de que el aumento del tamaño representa un progreso evolutivo, pues se convierte en un absurdo al ver la medida de los caballos contemporáneos. Actualmente el equino más grande es el Clydesdale y el más pequeño es el Falabella, con solo 43 centímetros de altura 13.




Clydesdale, el mas grande.
Falabella, el mas pequeño.



 Es decir, la secuencia inventada por los evolucionistas según su dimensión, resulta una tontería.
En resumen, estamos frente a una fábula basada en el prejuicio.







Le toca a sus estudiosos, los sigilosos testigos de la caída del darwinismo hacer que todos conozcan esto. Ellos saben, desde la época de Darwin, que no existe ningún estrato con formas intermedias. Dijo  Ernst Mayr en 2001: "Nada ha impresionado más a los paleontólogos que la naturaleza discontinua de los registros fósiles14.

Al expresar esto manifestaba el desengaño, de larga data, de los mismos respecto a que nunca se han encontrado las formas intermedias previstas.
Es posible que se sea el motivo por el que han hablado durante muchos años acerca de la invalidez de la serie del caballo, independientemente de que algunos porfiados continúen defendiéndola. Por ejemplo, David Raup dijo en 1979 que es totalmente disparatada y carente de sentido:
"El registro evolucionista resulta tan sorprendentemente espasmódico. Es irónico que hoy día tengamos nuevos ejemplos de transición propios de mediados del siglo XIX. Con esto quiero decir que los casos clásicos de modificaciones darwinistas en los registros fósiles, como el que se presenta con la evolución del caballo norteamericano, han tenido que ser alterados o descartados debido a información más precisa. Lo que se presentaba como una progresión simple y lineal en un momento que no se conocía lo suficiente, ahora se presenta con una complejidad elevada y un gradualismo reducido. En consecuencia, el problema de Darwin sigue plenamente vigente" 15.




Pinto.

Hace unos 20 años el doctor Niles Eldredge, paleontólogo evolucionista de uno de los museos más reconocidos del mundo, es decir, el Museo de Historia Natural USA, confesó que los diagramas de la serie del caballo de la institución a la que pertenece eran imaginarios. Criticó a quienes aseveraban su validez e impulsaron su inclusión en los libros de textos:
"Admito que una abrumadora cantidad de eso que se halla en los distintos escritos, se ha creído cierto. El caso más conocido, que aún se exhibe en el subsuelo, es el de la evolución del caballo, preparado hace unos 50 años. Fue presentado como verídico en un libro de texto tras otro. Hoy día considero que es algo lamentable, porque pienso que la gente que propuso ejemplos como este, estarán conscientes de la naturaleza especulativa de algunos de los mismos" 16.



Pony.
Los comentarios de expertos en lo que estamos tratando, muestran claramente lo inconsistente de las afirmaciones en la materia. Sin embargo, en distintos museos del mundo se cuenta a sus visitantes la fábula de que los caballos son una especie que ha evolucionado. Resulta casi una burla que uno de los errores más grandes en la historia de la ciencia sea exhibido en edificios que tienen por objeto instruir a las personas con la certeza y exactitud científica. Lo que en verdad ven los visitantes a esos lugares, es un mito que ya ha sido puesto al descubierto hace años.
Con su anatomía compleja, estos animales no evidencian para nada el progresismo, pero son un ejemplo importante de la aparición repentina de la vida.




Conclusión.


En consecuencia, la propuesta teórica de la evolución del caballo, al igual que otras del mismo tipo, ya no tiene el mismo efecto del pasado cuando no se contaba con los estudios y la tecnología que tenemos hoy, además que el registro fósil se niega a ofrecer  una secuencia que apoye semejante presunción. El caballo es uno de los animales más asombrosos que existen y que se relacionó con el hombre desde que ambos aparecieron en la escena de la vida.



* FA no concuerda con las fechas necesariamente.



Fossil Adventure.



1.- O. C. Marsh, "Recent Polydactyle Horses," American Journal of Science 43, 1892, pp. 339-354.
2.- Gordon Rattray Taylor, The Great Evolution Mystery, New York: Harper & Row, 1983, p. 230. 
3.- Heribert Nilsson, Synthetische Artbildung Lund, Sweden: Vertag CWE Gleenrup, 1954, pp. 551-552.
4.- Boyce Rensberger, "Ideas on Evolution Going Through a Revolution Among Scientists," Houston Chronicle, November 5, 1980, sec. 4, p. 15. 
5.- Milner, The Encyclopedia of Evolution, 1993, p. 222. 
6.- Garret Hardin, Nature and Man's Fate, New York: Mentor, 1961, pp. 225-226. 
7.- Francis Hitching, The Neck of the Giraffe, pp. 16-17, 19, 28-30. 
8.- R.E. Kofahl, Handy Dandy Evolution Refuter, San Diego: Beta Books, 1997, p. 159. 
9.- M.R. Voorhies, "Ancient Ashfall Creates a Pompeii of Prehistoric Animals," National Geographic, Vol. 10.- No. 1, January 1981, pp. 67-68,74; "Horse Find Defies Evolution," Creation Ex Nihilo 5(3):15, January 1983, http://www.answersingenesis.org/docs/3723.asp. 
11.- Jonathan Wells, Icons of Evolution, p. 199; Royal Truman, A review of Icons of Evolution , www.answersingenesis.org/home/area/magazines/tj/docs/tj_v15n2_icons_review.asp. 
12.- O.C. Marsh, "Recent polydactyl horses," American Journal of Science, 43: 339–354, 1892. 
13.- Bruce J. MacFadden y colaboradores, "Ancient diets, ecology, and extinction of 5-million-year-old horses from Florida," Science 283 (5403): 824–827, February 5,1999.
14.- "Horse and horsemanship," Encyclopedia Britannica, 20:646655, 15th edition 1992. 
15.- Ernst Mayr, What Evolution Is, New York: Basic Books, p. 16. 
16.-D.M. Raup, "Conflicts between Darwin and paleontology," Field Museum of Natural History Bulletin 50:22, 1979. 

1 comentario:

  1. La muy imaginativa y pintoresca progresión del caballo, solo permanece en algunos libros de texto, los científicos hace rato se rindieron al peso de la evidencia que existe sobre la incoherencia del árbol equino. En los Museos donde todavía se mantiene ese " orden " hay silencio absoluto ante las preguntas abrumadoras sobre este tema.

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